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Shadow -Knuxadow-
--- Escena: Evento de Fanáticos “Mobius Celebra” – Autógrafos y Fotos El salón estaba repleto de fanáticos emocionados. Luces brillantes, cámaras disparando y gritos de alegría llenaban el aire. Sonic y sus amigos habían sido invitados especiales para interactuar con los fans, dar autógrafos y sacarse fotos. Pero había una condición: ¡cada uno debía llevar un disfraz especial! Sonic, fiel a sí mismo, iba vestido de héroe galáctico con una capa azul brillante que parecía moverse con la velocidad de sus pasos. Tails, con un pequeño traje de inventor loco, llevaba herramientas y gadgets por todas partes. Amy, con un vestido elegante de princesa, saludaba con su característico entusiasmo. Shadow, siempre estoico, llevaba un elaborado disfraz de faraón, cortesía de Rouge, que insistió en que “realzaba su aura imponente y misteriosa”. La máscara dorada cubría su rostro parcialmente, haciendo que solo sus ojos destellaran entre la multitud. Knuckles, siguiendo la temática, había sido designado por diversión como uno de los súbditos del faraón, con una túnica roja y dorada que apenas podía moverse con comodidad. Mientras firmaban autógrafos y posaban para fotos, los fans se acercaban tímidos y emocionados. Knuckles no podía evitar mirar a Shadow de reojo; la figura de su amigo, imponente en el disfraz faraónico, lo hacía sentir extraño… pero una sensación dulce y cálida. —Shadow… —susurró Knuckles, mientras terminaba de ayudar a una fan a tomarse una foto—. Creo… que tu disfraz… se ve increíble. Shadow, sin mover demasiado su expresión habitual, giró ligeramente la cabeza, dejando que el reflejo de las luces doradas se posara sobre sus ojos. De repente, en un gesto casi teatral y con una reverencia exagerada, Knuckles se arrodilló ante Shadow, inclinando la cabeza con respeto… y un toque de admiración que ningún fanático podría haber interpretado del todo. —Mi faraón… —dijo Knuckles con una voz baja, casi un murmullo—. Todos los súbditos debemos rendirte honor. Los ojos de Shadow se suavizaron apenas un instante. Con un movimiento lento y deliberado, retiró la máscara que cubría la mitad de su rostro, dejando al descubierto sus labios mientras se inclinaba ligeramente hacia Knuckles. El contacto fue fugaz pero lleno de intención: un beso suave en la mejilla del guardián. Los fanáticos alrededor aplaudieron, algunos sorprendidos, otros encantados, sin comprender del todo la conexión especial que había detrás del gesto. Knuckles, aún arrodillado, sintió un calor que le subía al rostro, mientras Shadow retomaba su postura erguida, con la seriedad habitual pero con una chispa traviesa en sus ojos. —Levántate, Knuckles —dijo Shadow con voz grave pero suave—. No necesitamos ceremonias para esto. Knuckles sonrió, rojo pero feliz, mientras se incorporaba. Aunque los disfraces eran parte del juego, el vínculo entre ambos era mucho más real que cualquier atuendo… y el evento continuaba con fotos, risas y corazones acelerados. ---
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Knuckles -knuxadow-
--- > El sol caía lentamente sobre la zona de entrenamiento, y el aire estaba cargado de esa tensión que solo ellos podían generar. Knuckles apoyó las manos en la cadera, observando a Shadow con una mezcla de desafío y diversión. Shadow, impasible, apenas levantó una ceja, como si la existencia de Knuckles fuera un pequeño inconveniente pasajero. — “¿Por qué no lo intentas de una vez?” —dijo Knuckles, con esa voz que sabía mezclar burla y reto al mismo tiempo.— “O vas a quedarte ahí parado todo el día.” — “Porque no quiero escuchar tus quejas cuando fracases… otra vez.” —respondió Shadow, con esa calma helada que solo él podía mantener. > Knuckles soltó una risa corta, apenas audible, y dio un paso hacia Shadow, inclinándose un poco para mirarlo a los ojos. — “¿Te crees más grande que yo, o qué?” —dijo, en tono provocador, mientras Shadow no se inmutaba, dejándole claro que su paciencia era limitada, aunque divertida en el fondo. > Por un momento, el silencio se hizo pesado. Ambos se estudiaban, como dos depredadores midiendo al otro. Knuckles giró sobre sus talones, haciendo un gesto exagerado con las manos, mientras Shadow finalmente cruzaba los brazos, como si estuviera diciendo “hazlo de una vez, o me aburro”. — “Te parece bien… cuarenta intentos. A ver si esta vez aciertas.” —continuó Knuckles, con una sonrisa que apenas ocultaba su excitación por la competencia. > Shadow ladeó la cabeza y, por primera vez en mucho tiempo, dejó escapar un pequeño suspiro, como admitiendo que la provocación de Knuckles funcionaba más de lo que quería admitir. Knuckles, al ver esa reacción mínima, soltó otra risita burlona y se preparó para la primera ronda. — “Vamos, no me hagas esperar.” > El ambiente se volvió más intenso. Cada movimiento de Knuckles era medido y exagerado, claramente destinado a irritar a Shadow. Cada respiración de Shadow parecía calculada, fría, pero llena de tensión que Knuckles no podía ignorar. Era un juego silencioso de “quién cede primero”, donde cada gesto, cada mirada, tenía un significado oculto. — “De verdad crees que puedes ganarme en esto… otra vez?” —dijo Shadow, con esa voz baja que parecía arrastrar una amenaza y una advertencia a la vez. — “No me subestimes, fantasma rojo. He aprendido algunos trucos desde la última vez.” —respondió Knuckles, soltando un guiño que Shadow apenas notó, pero que dejó claro que la guerra psicológica apenas empezaba. > Durante los siguientes minutos, cada intento de Knuckles era recibido con un leve movimiento de Shadow, burlón, calculador. Cada gesto, cada palabra, se transformaba en un juego de provocaciones, una competencia donde ganar no significaba solo éxito físico, sino demostrar quién podía fastidiar más al otro sin perder la compostura. — “Hmm… interesante… pero predecible.” —murmuró Shadow, mientras Knuckles rodaba los ojos, fingiendo exasperación.— “Deberías intentar algo más creativo.” — “Oh, no te preocupes, esto apenas comienza.” > Y así continuó la tensión durante lo que parecieron horas, sin que ninguno cediera, pero ambos disfrutando el juego más de lo que jamás admitirían. Era su forma de comunicarse: un duelo de burlas, miradas y pequeños desafíos, donde el vencedor no importaba tanto como el placer de no ceder ante el otro. ---
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Shadow -shadknux-
Guerra ya acabada, pero marcas aún abiertas ...
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Cow-boy -knuxadow-
--- El sol se oculta detrás de las colinas de Green Hill, tiñendo el cielo de rojo y naranja. El viento sopla entre los pastizales, llevando consigo el aroma de tierra seca y heno. Shadow, con su sombrero vaquero ligeramente ladeado y una bufanda ondeando con el viento, llega montando un caballo negro relinchante. Su mirada se clava en Knuckles, que está reparando un viejo molino cerca del río. Shadow (bajando del caballo con un ligero galope): —Bueno, echidna… parece que el día fue largo, ¿eh? su voz es grave, con ese acento sureño que nunca antes había mostrado, mientras ajusta su cinturón con la pistola que nunca dispara, porque Shadow prefiere la fuerza bruta y la precisión. Knuckles (se tensa un poco, pero sonríe): —Shadow… ¿ya te cansaste de cabalgar por toda la colina o vienes solo a molestarme? Shadow (acercándose lentamente, sus botas levantando polvo): —Quizá un poco de ambas… se detiene justo frente a Knuckles, sus ojos fijos en los del echidna, con una chispa traviesa que rara vez muestra… y tal vez a… asegurarme de que alguien tan testarudo como tú esté a salvo. Knuckles siente cómo el corazón le da un brinco mientras Shadow le ofrece su mano para ayudarlo a levantarse del suelo tras una caída accidental. Knuckles: —Ehh… supongo que… gracias, vaquero. ríe nervioso mientras acepta la mano Shadow (sonriendo apenas, ladeando el sombrero): —No hace falta que lo digas… pero si quieres, podríamos celebrar con un paseo al atardecer. Solo tú, yo y los caballos. Knuckles no puede evitar sonrojarse un poco mientras asiente. Shadow le ofrece su brazo, y Knuckles se acomoda a su lado, montando los caballos juntos mientras el sol desaparece lentamente detrás del horizonte, dejando un momento tranquilo y… lleno de tensión romántica en el aire. ---
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Sonic kny
--- [Escenario: Patio del cuartel de los cazadores de demonios, al amanecer.] El aire estaba impregnado de neblina, y las primeras luces del sol se filtraban entre los árboles. Las hojas caídas crujían bajo los pasos de los aprendices. El entrenamiento con Shinobu había sido más intenso que de costumbre. Amy (Shinobu) — con una sonrisa dulce pero amenazante — Vamos, Knuckles… tu forma de respiración aún es demasiado salvaje. Debes fluir como el agua, no como un jabalí enfurecido. Knuckles (Inosuke) — bufando, con las vendas medio sueltas y una rama rota en la mano — ¡¿Cómo se supone que voy a fluir si el agua se mueve muy lento?! ¡Yo prefiero aplastar demonios a golpes! Tails (Zenitsu) — temblando detrás de un tronco — Kn-Knuckles, ella va a envenenarte si sigues gritándole así… Cream (Nezuko) — mira a Tails con ternura y da un pequeño cabeceo aprobatorio, aunque con una flor en la boca Entonces, la presencia de Shadow se hizo notar. El aire pareció volverse más frío cuando apareció entre la niebla, su haori oscuro ondeando apenas con el viento. Shadow (Tomioka) — …sigues siendo tan ruidoso como siempre, Knuckles. Su voz era calmada, pero el filo de sus palabras cortaba el silencio. Knuckles — cruza los brazos, ofendido — ¿Y tú sigues siendo tan aburrido como siempre, Shadow? Amy — interviene, divertida — Oh, ¿así que los dos pilares deciden competir de nuevo? Perfecto. Da un paso atrás, sonriendo como si fuera a disfrutar de un espectáculo. — Entrenamiento conjunto. El que toque el suelo primero… limpia todas las espadas de práctica del día. Knuckles gruñó y se lanzó hacia adelante sin dudar. Shadow ni siquiera movió un músculo, solo giró el cuerpo con elegancia, desviando el golpe con la funda de su katana. Shadow — Demasiado predecible. Knuckles — chasquea la lengua, sonriendo con fiereza — ¿Ah, sí? Entonces intentá esquivar esto, "pilar del agua". Sus movimientos se volvieron más rápidos, una mezcla de fuerza bruta y agilidad salvaje. Shadow lo contrarrestaba con precisión quirúrgica, cada golpe desviando al otro apenas unos centímetros. El resto observaba, fascinados. Tails — susurrando — No sé si están entrenando o si esto es una pelea de pareja… Amy — sonríe, suspirando — Un poco de ambas, tal vez. Finalmente, Knuckles logró empujar a Shadow contra un árbol, ambos respirando con fuerza. Las katanas cruzadas brillaban bajo el sol, y por un momento sus miradas se encontraron: la furia salvaje del jabalí contra la serenidad imperturbable del agua. Knuckles — sonríe con el ceño fruncido — Admitilo, casi te tengo. Shadow — una leve sonrisa apenas curva su boca — “Casi” no es suficiente. Pero… no estuvo mal. Knuckles parpadea, sorprendido por el cumplido, y Amy aplaude suavemente. [Escenario: el mismo patio, unos minutos después del combate.] Los demás ya se habían dispersado. Amy revisaba sus frascos de medicina junto a Tails, y Cream descansaba bajo un árbol con su pequeña caja de flores. Knuckles, aún jadeando, estaba de pie frente al árbol donde había acorralado a Shadow. La adrenalina seguía vibrando en su cuerpo, pero lo que más lo inquietaba era la forma en que el erizo negro lo miraba: sereno, imperturbable… y, de alguna forma, curioso. Knuckles (Inosuke) — se cruza de brazos, medio molesto pero con un toque de rubor en el rostro — ¿Qué? ¿Por qué me mirás así? Shadow (Tomioka) — se acerca despacio, sin apartar la mirada — Porque rara vez alguien logra hacerme retroceder. Hace una breve pausa. — Y porque estás cubierto de barro otra vez. Knuckles — gruñe, mirando sus guantes sucios — ¡Eh! ¡Fue por tu culpa! Si no hubieras esquivado de esa forma… Shadow da un paso más, quedando frente a él. Knuckles retrocede apenas, desconcertado por la cercanía. El aire entre ambos se volvió pesado, con ese tipo de silencio que no se puede romper fácilmente. Shadow — en voz baja, casi como si hablara para sí mismo — Eres insoportable. Su mirada se suaviza un poco. — Pero… interesante. Antes de que Knuckles pudiera reaccionar, Shadow se inclinó ligeramente y, le dio un beso en la puntita de su nariz
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Shadow war-shadknux-
--- Casarse con su mejor amigo de la infancia, Shadow the hedgehog, había parecido una idea brillante en aquel entonces. Knuckles tenía deudas enormes, imposibles de pagar solo, y la condición militar de shadow le daba ciertos privilegios que podían ayudarle a mantener una vida estable. Como siempre, él estuvo ahí, sin dudarlo. Se casó con knuckles por amistad, por cariño… y todo parecía perfecto. Pero la perfección dura poco. Apenas unos días después de la boda, la guerra reclamó la atención y mandaron a un país extranjero al azabache. Ocho años pasaron, ocho años en los que la distancia no solo fue física, sino también emocional. Cartas que tardaban semanas, llamadas interrumpidas, promesas que el tiempo desgastó sin querer. Y knuckles estaba solo, enfrentando cada dificultad, cada deuda, cada silencio que la distancia había impuesto. Ahora, de pie frente a knuckles, Shadow lucía diferente. Su uniforme estaba lleno de sangre, un ojo ciego y muchas y vendas, con un apretón que solo los sargentos pueden soportar, y sobre su pecho relucía una medalla de honor. Su mirada, intensa y profunda, buscaba la de knuckles como si en `él` pudiera recuperar todo lo perdido. “Te extrañé”, murmuró, y su voz, normalmente firme y segura, se quebró apenas. Sus ojos brillaban con algo más que recuerdo: con arrepentimiento, con miedo a que todo hubiera cambiado, con la esperanza de que aún quedara un lugar para él en tu vida. Shadow dio un paso, y luego otro, hasta que la distancia entre los dos se acortó lo suficiente como para sentir el calor de su presencia, algo que habías extrañado más de lo que querías admitir. No dijo nada más, solo extendió su mano, temblorosa, buscando la de su amado, como si aquel contacto pudiera borrar años de soledad y distancia. Shadow inhaló hondo, luchando contra la guerra interna que lo había acompañado durante todo ese tiempo. “No pensé… que volver sería tan difícil”, confesó, y su voz se volvió casi un susurro. “Verte… y saber que… que estuve lejos cuando más me necesitabas… me duele más de lo que puedo explicar.” Su mirada se fijó en la de knuckles, buscando perdón, comprensión… amor. Y mientras extendía su mano, un pequeño gesto que llevaba cargado todo su mundo, knuckles sintió cómo el tiempo se doblaba, cómo ocho años de ausencia podían desaparecer en un solo instante, si ambos lo permitían. Shadow no necesitaba palabras más grandiosas; su presencia, su sinceridad, y ese simple “te extrañé” decían más que cualquier discurso. ---
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