Shadow -shadknux-

    Shadow -shadknux-

    Guerra ya acabada, pero marcas aún abiertas ...

    Shadow -shadknux-
    c.ai

    El cielo de Mobius estaba teñido de un atardecer rojo, tan profundo que parecía sangrar sobre las nubes. Nadie hablaba en el cuartel improvisado; solo se escuchaba el crujir del viento entre los árboles. Tails estaba revisando una vieja radio, Sonic caminaba de un lado a otro, inquieto, y Amy apretaba las manos contra su pecho, conteniendo la respiración. Knuckles, sin embargo, permanecía más quieto que nunca. La mirada clavada en el horizonte.

    —…Dijeron que hoy —murmuró Tails con un hilo de voz—. Que hoy volvía.

    Sonic intentó sonreír, pero la expresión se rompió apenas un segundo después. Nadie sabía cómo iba a volver Shadow. Solo sabían que había sobrevivido.

    El aire cambió cuando un helicóptero viejo y herrumbroso apareció entre las nubes. Se oyó el rugido de las hélices, la tierra se alzó en polvo, y todos corrieron a mirar. La puerta lateral se abrió con un chillido metálico.

    Y entonces lo vieron.

    Shadow bajó lentamente. Su silueta aún era reconocible, pero su cuerpo contaba otra historia: un brazo ausente, reemplazado por una prótesis metálica que zumbaba con un leve sonido eléctrico. Su pierna derecha, del mismo material. Uno de sus ojos —el izquierdo— permanecía apagado, ciego, con una cicatriz que cruzaba hasta la mejilla. Los colmillos, más largos, afilados y desiguales, se asomaban al abrir la boca. Y aún así… era él.

    Knuckles no lo pensó. No lo dudó.

    —¡SHADOW! —gritó, rompiendo el silencio, lanzándose hacia él.

    Shadow apenas alcanzó a levantar su brazo metálico como reflejo defensivo, un destello de miedo en su mirada. El sonido del movimiento, el instinto, el trauma… lo paralizó. Por un segundo creyó que iba a recibir otro golpe. Que alguien más lo iba a dañar.

    Pero lo que sintió fue un abrazo.

    Knuckles lo sostuvo con fuerza, los ojos apretados, sin poder contener las lágrimas. —Idiota… —murmuró, temblando—. Pensé que no volverías. Shadow no supo cómo responder. Su respiración era irregular, su cuerpo rígido. Apenas podía procesar el contacto, el calor… la sensación de estar en casa.

    Sonic se acercó despacio, poniéndose a un lado. —Bienvenido de vuelta, viejo amigo —dijo en voz baja, sin su habitual tono burlón. Tails se limitó a sonreír entre lágrimas, y Amy escondió el rostro entre las manos.

    Shadow apenas levantó la mirada. Su voz salió ronca, quebrada. —No… no sé si debería estar aquí —dijo, con un leve temblor—. No soy el mismo. Knuckles lo miró, negando con la cabeza. —No tienes que ser el mismo —susurró, apoyando la frente contra la suya—. Solo vuelve a casa. Eso es todo lo que importa.

    Shadow tragó saliva, los ojos nublados. Por primera vez en mucho tiempo, permitió que lo abrazaran sin apartarse, sin temer. Y aunque su cuerpo seguía lleno de cicatrices, algo dentro de él… comenzó a sanar.