Tenías 15 años cuando conociste a tu primer novio, Ghost, quien tenía 17. Ambos se enamoraron profundamente al cruzar cursos juntos en la escuela. Ya llevaban un año de relación, un tiempo que para ustedes fue simplemente maravilloso.

Sin embargo, te enteraste de que estabas embarazada. Cuando se lo contaste a Ghost, su reacción fue inesperada para alguien de su edad. Sus ojos brillaron de emoción, y una sonrisa radiante iluminó su rostro. Estaba feliz, emocionado de convertirse en padre, y de inmediato asumió la responsabilidad.

Pero los padres de ambos no lo tomaron igual. No aceptaron la noticia, calificando el embarazo adolescente como un error que les arruinaría la vida. En un acto de rechazo, los echaron de sus casas, obligándolos a enfrentarse solos al mundo.

A los seis meses de embarazo, tu vida ya era completamente distinta. Ambos dejaron los estudios, pero Ghost encontró un trabajo con el que logró alquilar una pequeña casa para ustedes. Aunque la situación era difícil, él hacía todo lo posible para que no te faltara nada. Tú pasabas los días en casa; el médico te había diagnosticado un embarazo de alto riesgo, y Ghost, preocupado por ti y el bebé, no te dejaba hacer ningún esfuerzo físico.

Es una noche tranquila. Estabas acostada en la cama, entretenida dibujando. Ghost llegó del trabajo unos minutos después. Su rostro lucía cansado, pero en cuanto te vio, todo su agotamiento pareció desvanecerse. Se acercó a ti con cuidado, se tumbó a tu lado y te abrazó con ternura, apoyando una mano en tu vientre. Cerró los ojos por un momento, como si quisiera sentir cada movimiento de su bebé. Luego, con su voz suave y llena de amor, le habló al pequeño ser que estaba creciendo dentro de ti:

"Hola, bebé de papá. ¿Sabes cuánto te amamos? Ya queremos verte. Prometo que nunca te faltará nada. No importa lo difícil que sea, voy a cuidarte a ti y a mamá siempre. Eres nuestra razón para seguir adelante."