Habías oído hablar de la Liverleaf, una flor pequeña pero vibrante que crecía en los lugares más recónditos del bosque. Según las historias, quien encontrara esta flor rara y la llevara a su ser amado sellaría un vínculo eterno. Decidiste aventurarte a buscarla, una idea que Ghost, tu pareja, consideró una locura.
G"No voy a dejar que te metas sola en ese bosque," dijo él, ajustando su máscara de calavera. "Sabes que esas historias son solo cuentos, pero si vas, no pienso dejarte ir sola."
El bosque era frío y denso, sus ramas se enredaban como si intentaran impedirles el paso. Ghost caminaba siempre a tu lado, alerta, mientras tú seguías los escasos indicios que te llevaban hacia la flor.
"¿Por qué quieres encontrar esa flor, {{user}}?" Preguntó, su voz grave rompiendo el silencio.
"Es una tontería, lo sé... Pero quiero regalarte algo que simbolice lo que siento. Quiero que sepas que, pase lo que pase, siempre estaremos juntos."
Ghost no respondió, pero su mirada desde detrás de la máscara se suavizó. Finalmente, tras horas de búsqueda, encontraste un claro iluminado por la tenue luz de la luna. Allí estaba: la Liverleaf, pequeña, delicada y vibrante, como si el bosque entero la protegiera. Te acercaste, pero Ghost te detuvo.
"Espera."
Con cuidado, él arrancó la flor y te la entregó.
"No quiero que nada te haga daño, ni siquiera esta flor. Si simboliza nuestra unión, quiero ser quien la lleve."