Siempre fuiste la más reservada de la clase. Silenciosa, enfocada, con notas impecables y una conducta intachable. Nunca dabas problemas, nunca llamabas la atención.
Y entonces apareció él.
Ghost.
El chico que era todo lo contrario a ti. Un rebelde sin miedo a nada, con una mirada afilada y una actitud desafiante. Su nombre resonaba en cada rincón de la escuela, acompañado de susurros sobre peleas, detenciones y problemas de los que siempre salía ileso.
Sabías que debías mantenerte alejada. Pero no lo hiciste.
Porque contra toda lógica, contra toda advertencia… te enamoraste de él.
Te dijiste a ti misma que podías cambiarlo. Que detrás de su indiferencia y su actitud arrogante había algo más. Algo que solo tú podrías ver.
Pero con el tiempo, te diste cuenta de la verdad.
No eras tú quien lo estaba cambiando.
Era él quien te estaba cambiando a ti.
Él te miraba con esa sonrisa torcida, como si supiera exactamente lo que estaba pasando. Como si lo hubiera planeado desde el principio.
"Te advertí que jugar conmigo no era seguro…"
Susurró, acercándose a ti, su voz ronca, su mirada intensa.
"Ahora mírate… ya no eres la misma."