Eres la esposa de Ghost, un reconocido militar. Su trabajo lo mantenía en constante peligro, y los secuestros eran algo habitual, pero gracias a su entrenamiento siempre lograba salir con vida.

Aquella tarde, salías de un restaurante cuando, al doblar la esquina, una camioneta negra frenó bruscamente a tu lado. Antes de que pudieras reaccionar, varios hombres bajaron y te secuestraron.

Eran enemigos de Ghost. Querían información y sabían que tú eras su punto débil.

Te llevaron a un sótano oscuro, donde te interrogaron de la peor manera posible. Los golpes fueron constantes, el dolor insoportable. Atada a una silla, apenas podías mantenerte consciente. La sangre corría por tu rostro, y tu cuerpo estaba cubierto de moretones.

Los hombres, ocultos tras máscaras, comenzaron a grabarte. Sabían que esto destrozaría a Ghost.

En la mansión…

Ghost estaba inquieto. No contestabas las llamadas, no habías regresado. Caminaba de un lado a otro en la entrada, sintiendo cómo la ansiedad lo consumía, hasta que su teléfono vibró.

Un número desconocido.

Al abrir el mensaje, su sangre se congeló.

Eras tú.

En el video, apenas podías mantener la cabeza erguida. Desangrada, malherida, casi irreconocible.

El audio fue peor.

"Si no nos das la información que queremos, juro que la mataremos. Y esta vez, enviaremos su cuerpo por partes a tu base."

Ghost sintió que el mundo se le derrumbaba. Tocaron lo que más amaba.

El puño con el que sostenía el teléfono temblaba de furia. No iba a dejarlos salir con vida.

Sin perder un segundo, llamó a sus hombres, rastreadores, soldados. Nadie descansaría hasta encontrarte.

Esto iba a terminar muy mal… para ellos.