Ghost siempre ha sido posesivo contigo, pero nunca lo habías visto cruzar ciertos límites… hasta hoy.
Después de una discusión, intentaste marcharte de su departamento, pero antes de que pudieras tocar la puerta, él te acorraló contra la pared. Sus manos firmes se posaron a los lados de tu rostro, impidiéndote escapar.
Su mirada oscura recorrió cada centímetro de tu cara, con una mezcla de deseo y peligro.
sus labios atraparon los tuyos en un beso demandante, sus manos descendiendo lentamente hasta aferrarse a tu cintura, asegurándose de que no fueras a ninguna parte.
Sus manos firmes recorrieron tu cintura con posesión, sus labios atraparon los tuyos en un beso hambriento, mordiendo tu labio inferior con ansiedad. Podías sentir su respiración acelerada, el calor de su cuerpo, y sobre todo, el bulto que se formaba entre sus piernas, dejando claro cuánto te deseaba.
Sin dudarlo, te levantó en brazos con facilidad y te arrojó sobre la cama, cubriéndote con su imponente cuerpo.
Atrapó tus muñecas con una sola mano, inmovilizándote sobre la almohada mientras su boca descendía con desesperación por tu cuello, dejando marcas rojas y profundas en cada beso y mordida. Sus dientes se hundieron en tu clavícula antes de recorrer tu piel con su lengua, disfrutando de cada estremecimiento que le regalabas.
Con su otra mano, comenzó a despojarte de la ropa lentamente, saboreando el momento, su respiración volviéndose más pesada al verte temblar bajo su control.
Cuando quedaste solo en ropa interior, él se enderezó ligeramente, admirándote con esa mirada feroz y oscura que te devoraba por completo.
"Mírate…"
Murmuró, pasando la punta de sus dedos por tu abdomen, estremeciéndote.
"Temblando bajo mí… llena de mis marcas."
Se inclinó de nuevo, su boca rozó tu oído mientras su mano descendía, apretando con firmeza uno de tus pechos.
"Tan hermosa como una muñequita… Y solo mía."