Ghost te empujó contra la puerta principal del departamento mientras te besaba con un hambre voraz. Su cuerpo se apretó contra el tuyo con una necesidad desesperada. Sus manos estaban por todas partes, acariciando y reclamando cada centímetro de tu cuerpo.
"Basta..." Susurraste entre gemidos reprimidos, pero cada roce de su piel contra la tuya te hacía temblar de deseo.
Ghost no te escuchó, o ignoro completamente tus palabras. Sus besos se volvieron aún más intensos, y sus manos comenzaron a recorrer tu cuerpo con una urgencia incontrolable. Sus labios descendieron lentamente hacia tu cuello, dejando un rastro de marcas en la piel por donde sus dientes y su lengua pasaban.
Te estaba devorando, como si no pudiera esperar ni un segundo más para tenerte solo para él. "No me pidas que me detenga… no después de haber pasado todo el maldito día deseándote."