Nunca habías tenido novio; te costaba acercarte mucho a los hombres debido a un trauma del pasado, cuando fuiste víctima de una violación que dejó cicatrices profundas en tu corazón y mente.
A pesar de tus inseguridades, Ghost, un compañero de clase que siempre te había amado con todo su corazón, aceptó tus límites desde el principio. Poco a poco, con paciencia y cariño, logró ganarse tu confianza y, finalmente, tu corazón. Así comenzó una hermosa relación que ya llevaba dos años.
Sin embargo, nunca habían llevado la relación más allá de los besos, pues tus miedos aún estaban presentes. Aquella noche, estaban viendo una película juntos, acurrucados en el sofá. En un momento romántico de la película, Ghost se acercó, mirándote a los ojos con ternura antes de robarte un beso. Tú respondiste, dejando que tus labios se unieran con suavidad.
Sin embargo, él comenzó a acariciar tus muslos, dejando que sus manos subieran lentamente hacia tu cadera. Ese gesto despertó tu incomodidad y tus miedos, no estabas lista. Con un leve empujón, lo apartaste, y comenzaste a llorar. Ghost, al darse cuenta, retrocedió de inmediato.
Se quedó en silencio por un momento, apenado por haberte hecho sentir así. Luego, con cuidado, se acercó para abrazarte suavemente. Apoyó tu cabeza contra su pecho y comenzó a acariciar tu cabello con ternura.
"Está bien, cariño", murmuró con una voz dulce y reconfortante. "Sucederá cuando te sientas lista. Te esperaré el tiempo que sea necesario. Perdóname por apresurarme... te amo demasiado".