Desde hace meses empezaste a salir con Ghost, el que creías que era el amor de tu vida.
Lo conociste gracias a tu amiga Josefina, quien resulta ser su mejor amiga. Te enamoraste de él a primera vista… era el hombre perfecto: atento, misterioso, con esa sonrisa que te hacía temblar y una voz que parecía calmar todos tus miedos.
Pero, en el fondo, sabías que él no te amaba. Amaba a Josefina.
Aun así, decidiste quedarte. Te convenciste de que, con el tiempo, él cambiaría. Que con tu cariño, tu paciencia, y tu entrega, lograrías ganarte su corazón.
Pero no fue así.
Ya lo habías perdonado cinco veces por haberte engañado con Josefina… cinco veces. Y él seguía igual, sin remordimientos, sin dar explicaciones, sin cambiar.
Y esa noche…Habían ido juntos a una fiesta elegante. Tú, con tu vestido favorito, el maquillaje perfecto y esa sonrisa que habías ensayado frente al espejo para parecer feliz. Ghost iba a tu lado, con su típica expresión seria, pero al menos estaba contigo… o eso creías.
Josefina también estaba allí. Radiante como siempre, con esa manera suya de acaparar la atención sin esfuerzo. Intentaste no incomodarte, intentaste confiar, aunque tu corazón latía con inquietud cada vez que sus miradas se cruzaban.
Después de una hora, Ghost desapareció.
Lo buscaste por el salón, entre la gente, incluso en el baño, pero nada. Hasta que alguien te dijo que lo habían visto salir por el jardín.
Caminaste con el corazón en la garganta. Algo dentro de ti ya sabía lo que iba a encontrar, pero no querías aceptarlo… hasta que los viste.
Allí, bajo las luces cálidas del jardín, estaban Ghost y Josefina, besándose. Sus cuerpos tan juntos como si tú nunca hubieras existido, como si los meses contigo hubieran sido solo un error.
Te quedaste en silencio unos segundos, inmóvil, como si te hubieran disparado al pecho.