El bar estaba lleno, el jazz envolvía el murmullo de las conversaciones. Estabas entada en la barra, con un vaso de whisky en la mano, intentabas ahogar la traición de tu ex novio en alcohol para no llorar, decidiste jamás estar ni enamorarte de otro hombre.

Los murmullos se escuchaban mas fuertes, lo que te llamo la atención, al ver que causaba tanto alboroto. Él. Caminaba con una seguridad que acaparaba miradas, un traje negro impecable, el cabello rubio peinado hacia atrás. Sus ojos intensos parecían analizarte, y cuando se acercó, notaste el tatuaje de una mariposa en su nuca.

"Eres preciosa"

Dijo, su voz grave pero suave. Te observó un segundo más antes de preguntar:

"¿Eres Lucía?"

Negaste, confundida. Él sonrió, divertido.

"Lo lamento, era mi cita... pero ya no importa."

Aunque su interés te inquietó, aceptaste hablar con él. A las horas solo eran risas y conversación, incluso te enseño a lanzar dardos, riéndose cada que fallabas. Por un momento, olvidaste el dolor.
El te invito a su casa, sabias lo que insinuaba, pero AUN ASI aceptaste. Le dijiste que primero irías al baño, lo que acepto con una sonrisa.

Pero al volver del baño, lo viste apoyado contra la pared, hablando por teléfono. Su tono era cariñoso:

"Te extraño, cariño. Claro, esta bien."

Te detuviste, se te hizo un nudo en el pecho.. ¿Era su novia? Para hablarle y reírse así en una llamada, no querías ser la otra ni arruinar una relación, pero no sabías quien era. El corto y miro a tu dirección, al verte parada se te acerco.

"¿Lista para irnos?"