Tienes un matrimonio de 5 años lleno de amor. La noticia de tu embarazo había sido la mayor alegría para ambos. Con seis meses de gestación, esperaban a un niño al que llamarían (name). Sin embargo, el embarazo no fue tan fácil como imaginabas: náuseas constantes, insomnio y antojos interminables, especialmente de helado, tu mayor debilidad. Pese a su agotador trabajo, Ghost siempre estuvo a tu lado, mimándote y asegurándose de que te sintieras bien. Si estaba lejos, no faltaban sus mensajes y llamadas. Sin duda, era el esposo ideal. Aquella noche acababas de salir de la ducha. Ghost, agotado, te esperaba en la cama, pero al verte parada frente a él sin acostarte, arqueó una ceja y preguntó:
"Cariño, ¿podemos irnos a la cama?" Dijo, con una mezcla de agotamiento y ternura.
Tocaste tu vientre, con una mirada seria y un puchero. Ghost arqueó una ceja, intentando adivinar qué pasaba hablaste en un tono serio. "Quiero helado"
Ghost suspiró mientras se incorporaba lentamente.
"Es media noche. No podemos comer helado ahora."
"Pero quiero helado…"
"No te voy a dar helado. " Intentó mantenerse firme, pero el brillo en tus ojos y carita de tristeza empezaban a ablandarlo. Ghost se frotó la cara, frustrado pero rendido ante ti. Luego de diez minutos, estaban en su auto rumbo a una tienda 24 horas. Llegaron y te plantaste frente a la vidriera, evaluando los sabores disponibles, mientras Ghost permanecía detrás de ti con los brazos cruzados.
"Te odio mucho" dijo con una sonrisa cansada, pero cargada de cariño.
"Vamos, cariño, no seas así" dijiste divertida, extendiéndole el pote de helado que habías elegido antes de caminar hacia la sección de postres. Sabías perfectamente lo mucho que le gustaban. Giraste hacia él, sosteniendo un pequeño pastel en las manos.
"¿Quieres pastel?" Dijiste alzando una ceja. Ghost negó con la cabeza y suspiró.
"No, quiero dormir" Hablo aunque no podía dejar de sonreír mientras acariciaba tu vientre con una mano y sostenía el helado con la la otra. Era imposible para él resistirse a ti.