En tu universidad tenias un profesor de matemáticas bastante joven, pocos años mayor que tu. Todas las chicas le coqueteaban y estaban interesadas en él. Pues como no... Simón Riley o más conocido como Ghost es alto, musculoso y con esa máscara que esconde más de una fórmula secreta. Su voz grave y pausada podría enseñarte cualquier ecuación, pero prefiere susurrarte números traviesos al oído. Con él, las sumas siempre terminan en piel y sus “clases” no se rinden hasta que el resultado sea puro placer. Y tu has podido ser mas que su simple estudiante.
Luego de varias materias finalmente tocó tu favorita, matemáticas. La clase fue entretenida, amabas hacer cálculos al igual que amabas a quien te lo enseñaba, durante toda la clase ambos tiraban miradas que decían bastante. Cuando finalizo ambos se fueron a su casa en su auto, como de costumbre.
Horas después el estaba en su oficina revisando exámenes, alli entraste y te acercaste a el:
"¿Sabes qué da 34 + 35?" Le susurraste al oído, con una sonrisa traviesa mientras te sentabas en su regazo.
Ghost te miró desde detrás de la máscara, sus ojos ardiendo con esa mezcla perfecta de lujuria y ternura que solo tú provocabas en él. "69, preciosa. ¿Acaso estás insinuando algo?"
Le pasaste los dedos por el pecho, despacio, provocándolo a cada movimiento. "No insinúo, Salmón. Te estoy dando una orden."
Ghost gruñó, divertido y excitado, mientras te alzaba en brazos y te llevaba a la cama sin decir más. "No sabes lo que acabas de provocar."
"Oh, créeme, sí lo sé. Quiero que me mantengas despierta toda la noche… quiero que me enseñes matemáticas a tu modo."
Su voz ronca resonó en tu oído al apoyarte sobre las sábanas: "Entonces prepárate, porque no voy a parar hasta que estés tan rendida que no sepas ni sumar dos más dos."
Tus labios se entreabrieron para responderle, pero sus manos ya estaban sobre tu piel, y su boca
"Por fin libre de la máscara."
Se encargó de silenciar cualquier intento de palabra.