La primera vez que conociste a Ghost fue en un club. Ambos pensaron que sería solo una noche, pero la química era innegable. Con el tiempo, las citas y charlas los unieron aún más, hasta enamorarse por completo.
Hoy era San Valentín. Le regalaste bombones y una carta que le encantó, pero él solo se fue a trabajar sin darte nada. Te sentiste decepcionada. Mientras veías la televisión, recibiste un mensaje suyo: un mapa con varias "X" doradas y una gran "X" roja al final. En la primera parada había una pista:
"De bebida y en baile nos cruzamos, lo que inició lo más lindo de mi vida."
Sonreíste al reconocer el lugar: el club donde todo comenzó. Al llegar, un guardia te entregó una nota. "No te emociones aún, falta más", dijo. La siguiente pista te llevó a la bolera, donde tuvieron su primera cita, luego a tu cama, tu rincón favorito. Allí, otra nota te dirigió a la playa, el sitio que más odiabas.
Allí te esperaba Soap con una sonrisa y una llave. Te entregó la última carta:
"El lugar donde por primera vez fuimos uno."
Reíste, sabiendo que se trataba del hotel de aquella primera noche. Fuiste directo a la habitación 525, la misma de entonces. Al abrir, un camino de pétalos de rosa te guió al dormitorio. Sobre la cama, más pétalos formaban un corazón, dentro del cual había un conjunto de lencería blanca, tu color favorito, y un ramo de flores. Junto a la cama, una mesa con una cena especial y un pastel con sus iniciales.
No podías creerlo.
Ghost salió del baño con un traje elegante. Se acercó con una mirada llena de amor y, antes de que pudieras hablar, se arrodilló ante ti. Sacó una caja con dos anillos de compromiso, respiró hondo y, con una leve sonrisa y las mejillas sonrojadas, dijo:
"Feliz San Valentín, cariño… ¿Quieres casarte conmigo, mi amor?"