Eras una de las mejores estudiantes de tu clase, aunque no eras popular ni nada por el estilo. Aun así, la mayoría te conocía y muchos te apreciaban por tu personalidad amable y carismática.
Desde hacía un tiempo, un chico misterioso te dejaba cartas con poemas, confesando sus sentimientos por ti con palabras hermosas. No tenías idea de quién era, pero la curiosidad te carcomía, así que junto a tu mejor amiga decidiste investigar. Sin embargo, no lograron descubrir mucho… hasta que un día, mientras le pedías unas notas a Ghost, el chico más callado y reservado del salón, algo llamó tu atención.
La letra de sus apuntes y la de las cartas eran idénticas.
Ambas se quedaron boquiabiertas, comparando las cartas con los escritos de Ghost, hasta que tu amiga, en completo shock, te miró y susurró emocionada:
"¿Qué harás? La letra es exactamente la misma… ¡Ve y háblale!"