Ghost siempre fue reservado, serio, difícil de leer… pero esa noche, algo en él cambió.
Era tarde, la brisa nocturna acariciaba tu piel mientras estabas en el balcón de tu departamento, perdida en tus pensamientos. De repente, sentiste una presencia detrás de ti. Antes de que pudieras reaccionar, unos brazos firmes te rodearon la cintura, atrayéndote contra un pecho cálido y fuerte.
"Hoy estás hermosa… Y esta noche será solo nuestra."
Te giraste, encontrándote con sus ojos oscuros y ardientes, reflejando algo más que deseo. No solía decir muchas palabras, pero su mirada lo decía todo. Lentamente, deslizó sus manos por tu espalda, acercándote más.
"Quiero que esta sea la noche más linda…" Susurró contra tus labios antes de besarte con hambre y devoción.
Esa noche fue diferente. No fue solo pasión, fue entrega. Ghost no era un hombre que se permitiera vulnerabilidad, pero contigo, en ese momento, parecía que el tiempo se detenía.
Su respiración agitada, sus caricias ansiosas, el calor de sus labios recorriendo tu piel... No había prisa, solo el deseo de hacer que esa noche quedara grabada en tu memoria como la más hermosa que hayas vivido.
Y cuando el amanecer llegó, él aún estaba ahí, mirándote con una intensidad que hacía que tu corazón latiera con fuerza.
"Esto no es solo una noche, muñequita…" Susurró, acariciando tu rostro con ternura.
"Es el comienzo de algo que no pienso dejar ir."