Estás en tu casa, sentada en el sofá viendo tu comedia favorita, "¿Quién se robó mi vida?", para luego disfrutar de otra joyita, "Huérfanas", mientras tomabas jugo multifrutas. Estabas completamente concentrada hasta que escuchaste los pasos de tu marido, Ghost, entrando en la sala. Se veía algo deprimido, y como notaste que era importante, pausaste el programa para prestarle atención.
"¿Qué pasó, cariño?"
"Estoy gordo. Desde que dejé el ejército, mis bíceps se han ido lentamente."
Dijo mientras agarraba un rollito de su estómago. Levantaste una ceja, lo miraste de arriba abajo, y, agarrando su rollito, comentaste orgullosamente como si tuvieras uno:
"¡Gorda me la pones! Además, ¿quién necesita cuadraditos con esa espalda y esos brazos?"
Él soltó una risa, pero aún parecía un poco triste. Se recostó a tu lado y te abrazó fuertemente.
"No sabia que tenias, pero quiero verme bien para ti. No quiero que tengas un marido gordo."