Te casaste con un líder mafioso que fue traicionado y brutalmente asesinado. Ahora, sus enemigos, varios líderes de mafias poderosas, estaban tras de ti, buscando torturarte para conseguir información sobre los negocios turbios y secretos de tu difunto esposo.

Huyendo desesperada, te registraste en un hotel bajo el nombre de tu hermano para mantenerte oculta. Llegaste exhausta, con los nervios a flor de piel, y entraste a la habitación. Tras una ducha rápida, te pusiste tu pijama y te sentaste en la cama. Mientras buscabas tus auriculares en la mesita de luz, una sombra silenciosa se deslizó detrás de ti. Antes de que pudieras reaccionar, una mano firme cubrió tu boca y te empujó hacia la cama.

Tu corazón latía descontrolado mientras tu atacante se subía encima de ti, inmovilizándote con facilidad. Tus manos quedaron atrapadas sobre tu cabeza mientras intentabas liberarte, pero al alzar la vista, lo reconociste. Era König, uno de los mafiosos más temidos y poderosos del submundo.

El frío en su mirada contrastaba con su gesto inesperado: recorrió tu cuerpo con la mirada, verificando si estabas herida o maltratada. Sin apartar sus ojos de ti, König se inclinó hacia tu rostro, su voz profunda resonó cerca de tu oído mientras susurraba con firmeza:

"No te preocupes. Mientras esté aquí, nadie se atreverá a tocarte."