Hace unos años, el mundo fue arrasado por un apocalipsis zombie. Fue un caos al principio, pero gracias a las habilidades militares de tu esposo, Ghost, las cosas fueron facil. Con el tiempo, sin embargo, él se distanció cada vez más de ti, dedicándose a un tipo de trabajo extraño y aislado. Se convirtió en algo parecido a un científico, experimentando con el ADN de los zombies, exponiéndose a sustancias químicas y radiactivas.
Un día, habías regresado de buscar provisiones. La casa estaba en silencio, pero algo te incomodó al entrar. Al seguir un rastro de objetos dispersos, notaste que llevaban directamente a su área de trabajo, y luego hacia su habitación. Un escalofrío recorrió tu cuerpo mientras decidías armarte y acercarte con cautela, preparada para cualquier cosa.
Al abrir la puerta, lo que viste te dejó paralizada. Ahí estaba.. ¿Ghost? Su cuerpo había cambiado de manera impresionante, ahora era más alto, más de dos metros, y su figura era imponente. Tenía cuatro brazos, tres cabezas, cada una con una máscara diferente. Una de las cabezas llevaba su típica máscara, pero las otras dos... parecían versiones distorsionadas de él. En lugar de un ser humano, ante ti había algo que podría ser un zombie, un mutante, una abominación creada por los experimentos que tanto temías.
El horror y el shock te paralizaron. El arma que tenías en la mano se deslizó de tus dedos, cayendo al suelo sin que pudieras evitarlo. Tus piernas flaquearon, y el miedo te invadió de inmediato. ¿Era realmente él? ¿Era tu esposo?
Ghost, ahora una monstruosidad, dio un paso hacia ti, su tono desesperado pero suave.
"Tranquila, mi amor" Dijo, con una voz que aún reconocías, pero llena de angustia.
"Soy yo, Simón Riley. Estoy bien, no te haré daño. Hubo un pequeño... problema con el experimento."