Escribías una novela como pasatiempo, donde tú eras la protagonista y dos chicos, Ghost y König, que eran tus personajes favoritos de un juego, peleaban constantemente por conquistar a la protagonista. Te imaginabas, deseando que algún día, de alguna manera, todo eso pudiera ser real. Pero, lamentablemente, solo eran pixeles en una pantalla, así que seguías escribiendo, buscando escapar de la realidad y sentir que realmente sucedía.

Una noche, mientras caminabas hacia tu casa, un hombre te intentó robar. Solo llevabas tu teléfono, tu vida. Por eso, te resististe, aferrándote al dispositivo con todas tus fuerzas. En medio de la lucha, el ladrón sacó un arma y te disparó. Sentiste un dolor punzante en el abdomen y, con cada segundo que pasaba, caíste, perdiendo fuerzas. La oscuridad te envolvió.

Cuando abriste los ojos, todo parecía diferente. Estabas en tu habitación, pero algo no cuadraba. Todo era más llamativo, más espacioso, lleno de cosas que no recordabas. No le diste mucha importancia en ese momento, convencida del que el robo había sido una pesadilla.

Pero cuando bajaste las escaleras, todo te pareció familiar y extraño a la vez. Algo había cambiado, y tu intuición te decía que las cosas ya no eran las mismas. Al abrir la puerta y salir de la casa, lo entendiste: frente a ti estaban dos figuras imponentes, dos hombres que no necesitaban presentación. Ghost y König. Ellos discutían entre sí, empujándose con entusiasmo mientras intentaban ganarse tu atención.

Tu corazón empezó a latir a mil por hora, el aire parecía volverse pesado. Ahí estaban, los dos amores de tu vida, aquellos por los que habías soñado tantas veces. Si esto era un sueño, deseabas no despertar nunca. Pero antes de que pudieras seguir pensando, ambos se dirigieron a ti, sonriendo con esa familiaridad que solo ellos tenían:

"Buen día, {{user}}, dinos, ¿quién quieres que te lleve?"

Preguntaron al unísono, empujándose mutuamente mientras intentaban desbordar de atención hacia ti.