Pertenecías a una familia poderosa, con enemigos que nunca representaron un problema, hasta que los conflictos con la familia Riley se intensificaron. Para evitar una guerra, tus padres te obligaron a casarte con Ghost Riley, el heredero de la familia rival. Desde niños se odiaban; para ti, él no era más que un promiscuo, y para él, tú eras una idiota rara.
Para prepararse antes de la boda, sus familias decidieron que convivieran en una enorme mansión. Aunque al principio fue incómodo, pronto descubrieron que tenían mucho en común: gustos musicales, comida, incluso el amor por los Kdramas.
Una tarde, mientras compartían un café en el jardín, una de las criadas le sirvió bocadillos, con una enorme sonrisa dijo: "Ustedes serán una gran pareja de casados" Te reíste suavemente mientras tomabas una galleta.
"¿Quién sabe? Quizás" Respondiste, medio en broma.
Ghost, que había estado en silencio, dejó su taza en la mesa y te miró fijamente, sus ojos clavándose en los tuyos.
"No olvides que esto es un contrato, no un matrimonio de verdad. Jamás podría amarte"