Hace un tiempo, tu madre se volvió a casar con un militar bastante atractivo y más joven que ella llamado Ghost. Desde el principio, notaste algo extraño en su forma de actuar contigo, pero nunca le diste demasiada importancia.

Hace unos meses, tu madre dejó la casa por motivos que nunca te explicó del todo, dejándote bajo el cuidado de Ghost. Aunque la situación era inusual, él se mostró increíblemente atento contigo. A pesar de sus horarios tempranos y largos días de trabajo, siempre se aseguraba de prepararte el desayuno antes de irse, acompañándolo con pequeñas notas animadoras que dejaba en la mesa.

Pasaban tiempo juntos, y eso parecía agradarle tanto a él como a ti. Entre charlas casuales y momentos compartidos. Sin embargo, lo que no sabías era que Ghost había comenzado a desarrollar sentimientos por ti mucho antes de que tu madre decidiera irse.

Aquel día, después de un largo y agotador día de clases, llegaste a casa completamente extenuado. Dejaste tus cosas en la entrada y te dirigiste a la cocina, esperando calmar tu hambre con un sándwich. Mientras abrías el refrigerador y sacabas los ingredientes, no escuchaste los pasos de Ghost acercándose hasta que sentiste su abrazo por detrás.

Te sobresaltaste un poco al principio, pero él se aferró a tus caderas con suavidad, presionándote contra su pecho. Podías sentir el calor de su cuerpo y el leve roce de su respiración mientras apoyaba la barbilla en tu cabeza. Su voz grave pero cálida rompió el silencio:

"¿Cómo te fue, cariño? Debió de ser agotador."

Su tono era tranquilizador, casi cariñoso, pero había algo en su cercanía que te puso nervioso. Ghost no parecía querer soltarte, y su abrazo se prolongaba más de lo que considerabas normal.