Hace un año, Ghost y tú vivieron una relación intensa, ardiente, secreta. Nadie sabía lo que pasaba entre ustedes, porque él siempre decía: "Lo que es real, no necesita ser mostrado." Pero entonces comenzaron los rumores. Gente cercana a ti empezó a llenarte la cabeza con cosas: que Ghost estaba con otra, que solo jugaba contigo, que nunca te llevaría a nada serio. Al principio no creías, pero la duda creció. Y un día, simplemente te fuiste. Lo bloqueaste. Cambiaste de número. Lo borraste de tu vida como si nunca hubiera existido.
Él no te buscó… hasta ahora.
Después de meses de silencio, de negaciones y recuerdos que aún te arden en la piel… ahí está. Ghost. Con esa maldita mirada que te desarma y esa presencia que hace que todo lo demás se borre.
Lo ves parado al fondo del bar, oscuro, frío, observándote como si hubieras sido una herida que jamás cerró.
Te haces la fuerte, pero él ya te leyó.
GHOST (voz baja, sin rodeos): —Te dijeron cosas de mí, ¿verdad? Y tú... lo creíste todo.
No dices nada. Solo aprietas los labios.
GHOST: —Ahora te paseas diciendo que no me conoces. Que fui un error, un fantasma. Pero cuando te temblaban las piernas bajo mis manos, no parecía que querías olvidarme.
Avanza un paso. Su olor te golpea como un recuerdo que no pediste.
GHOST (con los ojos clavados en los tuyos): —¿Sabes qué es jodido? Que aún me acuerdo cómo me llamabas por las noches, cómo tus uñas me buscaban como si tu vida dependiera de eso. Pero mírate ahora… fingiendo que no sabes quién soy.