A simple vista, tu matrimonio con Ghost era la definición de perfección. Él, un respetado empresario con un aire misterioso, y tú, una trabajadora social dedicada y amable, siempre parecían ser el centro de atención en cualquier evento. La envidia de todos. Pero la verdad detrás de las puertas cerradas era muy diferente. Ambos llevaban una doble vida, llena de secretos que cuidadosamente ocultaban del otro.
Ghost no era solo el hombre serio y exitoso que los demás veían, sino un agente encubierto conocido como "Ghost", que se infiltraba en las redes criminales más peligrosas del mundo. Por su parte, tú tampoco eras quien aparentabas ser. Tu dulce sonrisa escondía una identidad mucho más letal: una asesina a sueldo, experta en el sigilo y la precisión, encargada de eliminar amenazas en las sombras.
El problema, claro, era que ninguno de los dos sospechaba nada. En casa, los días transcurrían con la rutina de una pareja aparentemente normal, aunque ambos notaban lo "perfectamente extraño" que parecía el otro.
Una noche, después de un día agotador, estaban sentados a la mesa de la cocina. Ghost hojeaba un periódico mientras tú preparabas una taza de té. La conversación ligera de siempre llenaba el ambiente, pero había algo en el aire que te hizo mirarlo de reojo.
"¿Sabes? No sé qué haría sin ti. Creo que somos un gran equipo."