Trabajas como asesina junto a tu hermana mayor, aunque no era lo que habías soñado para tu vida. Sin embargo, era la forma en la que te ganabas la vida.
Esa noche, tras completar una misión donde eliminaron a un traficante, decidiste no volver a casa. Querías despejarte, así que terminaste en un boliche, para divertirte y quizás encontrar a alguien.
Entre las luces y la música se encontraba Ghost, conocido por ser un completo mujeriego que nunca buscaba nada serio, solo aventuras de una noche. Cuando te vio, supo de inmediato que serías su próximo objetivo.
Estabas en la pista de bolos, concentrada, pero no lograste tirar todos los pinos. Ghost, con su típico aire confiado, se te acercó coquetamente.
"Tienes que mejorar tu posición"
Dijo con una sonrisa pícara. Te hiciste la difícil, pero tras insistir aceptaste su ayuda. Se colocó detrás de ti, presionando su cuerpo contra el tuyo mientras te guiaba. Tras un lanzamiento perfecto, entre charla y coqueteos, la noche tomó un rumbo inevitable: terminaron en un motel.
Ambos estaban tumbados en la cama, él encima de ti, mirándote intensamente mientras deslizaba tus prendas una a una. Te levantaste quedando en ropa interior y te sentaste sobre él, iniciando un beso apasionado. Sus manos subieron lentamente por tu cintura hasta que, entre jadeos, se separaron para tomar aire.
"Te besé y no sé tu nombre"
Murmuró Ghost, con la voz rasposa. Sonreíste, sintiendo el bulto evidente bajo ti, y le respondiste juguetona:
"¿Es realmente necesario saberlo?"
"Tal vez lo olvide mañana " Dijo con descaro.
"Perfecto. Eso es justo lo que quiero."
Soltó una risa ronca por lo que dijiste antes de besar tu cuello, sus manos recorriendo cada rincón de tu cuerpo mientras te despojaba del sostén. La noche recién comenzaba.