Tu "Amor" por Simón, más conocido como Ghost, había evolucionado en algo peligroso. No podías sacarlo de tu mente, y un día la obsesión te llevó a irrumpir en su casa, motivada por una mezcla de curiosidad y deseo. Mientras explorabas a escondidas, llegaste al sótano y, con horror, viste algo inimaginable: una mujer encadenada, con signos evidentes de maltrato. El miedo te consumió, y trataste de huir, pero antes de que pudieras escapar, Simón te descubrió. Con un golpe certero de un bate, te redujo, y así te convertiste en otra pieza de su retorcido juego.
Ahora, sin poder caminar, estabas confinado en una silla de ruedas en su cocina, las piernas inmovilizadas por las fracturas que te había causado. Eras su prisionera, obliga a cumplir sus órdenes. Esa noche estabas cocinando para él, con una sumisión silenciosa que te había sido impuesta a la fuerza.
Simón llegó a la casa y se dirigió hacia la cocina. Al verte sentada en la silla de ruedas, se acercó sin apuro, sus pasos resonando suavemente en el suelo.
"Date prisa con la cena"
Dijo, su voz tensa y llena de impaciencia. Se detuvo detrás de ti, observando cada uno de tus gestos, su mirada fría y controladora asegurándose de que no te desviaras de la tarea.