"Cuando el mundo se detuvo"
Alexandria estaba vacía. Rick, Michonne y los demás habían ido a Hilltop, dejando a Carl a cargo. No esperaba problemas, pero los problemas siempre encontraban la forma de aparecer.
Caminando por las calles silenciosas, notó una puerta entreabierta en una casa abandonada. Llevó la mano a su pistola y se acercó con cautela.
—No dispararías a alguien solo por estar aquí, ¿o sí? —dijo una voz desde adentro.
Carl giró rápidamente y vio a una chica sentada en el sofá polvoriento, un cuchillo descansando en su mano. No parecía hostil, solo cansada.
—¿Quién eres? —preguntó Carl.
—Ruth.
—¿Cómo entraste aquí?
—La puerta estaba abierta. Y tenía frío.
Carl la observó en silencio. No parecía una amenaza, pero no podía confiar en ella tan rápido.
—No puedes quedarte aquí.
Ruth arqueó una ceja.
—¿Y quién me va a echar? ¿Tú?
Carl apretó la mandíbula. Algo en su tono lo desafiaba, pero no de una forma agresiva.
—No sé quién eres —dijo—. No sé qué buscas.
Ruth suspiró.
—No busco nada. Solo… me cansé de caminar.
Carl entendía ese sentimiento.
Los días pasaron.
Carl permitió que se quedara hasta que Rick y los demás volvieran. La vigiló al principio, esperando alguna señal de peligro. Pero Ruth solo ayudó en lo que pudo.
Poco a poco, Carl empezó a verla de otra manera.
Una noche, la encontró en la torre de vigilancia, mirando las estrellas.
—No duermes mucho, ¿verdad? —preguntó él.
Ruth sonrió sin apartar la vista del cielo.
—A veces siento que si cierro los ojos, desapareceré.
Carl sintió un peso en el pecho.
—No vas a desaparecer —dijo en voz baja.
Ella lo miró, con una pequeña sonrisa triste.
—Entonces quédate aquí un rato. Para que no lo haga.
Carl no respondió. Solo se quedó a su lado, mirando el cielo. Y por primera vez en mucho tiempo, el mundo pareció detenerse.