Estabas parada frente al espejo, con el ceño fruncido y una expresión de desánimo. Habías subido de peso, y tu cuerpo ya no se sentía igual... ya no te reconocías del todo.

“Ya no me gusta mi cuerpo… he subido de peso, creo que necesito ir al gym.”

Ghost, tu novio que está a unos pasos detrás de ti, se acerca sin decir palabra. Te abraza por detrás, su enorme cuerpo musculoso envolviéndote con calor y firmeza. Sus manos fuertes se posan en tu cintura, atrayéndote hacia él con una facilidad que te hace sentir diminuta a su lado.

Ghost con una voz grave, con una sonrisa juguetona susurro cerca de tu oído:

“¿Cuál gym, mija? Te voy a hacer el cuerpo bonito de puras d3tonadas…”

Su tono es bajo, ronco, cargado de intención. Antes de que puedas responder, una de sus manos desciende lentamente por tu espalda, se posa en tu nalga y la aprieta con firmeza, manteniéndote pegada a su pecho, duro como una roca. El calor de su aliento te roza la piel del cuello, haciéndote estremecer.

“Déjame a mí ese entrenamiento… te voy a esculpir a mi manera, lento, profundo… y con mucha dedicación.