Llevabas nueve meses de relación con Ghost. Fue él quien insistió en estar contigo, quien te hizo sentir especial, pero últimamente algo cambió. Se volvió distante, frío, cortante. Rechazaba tus besos, evitaba tus abrazos y cualquier muestra de cariño. Al principio, pensaste que era el estrés del trabajo, así que decidiste sorprenderlo con un regalo para animarlo.
Pasaste por su pastelería favorita y compraste una torta de vainilla, su preferida. Luego, recorriste varias tiendas buscando ropa, pero nada te convenció. Entonces, tuviste una mejor idea: regalarle anillos compartidos. Algo simbólico, algo que representara lo que sentías por él.
Entraste a una joyería y elegiste un par de anillos dorados con una frase grabada: "I love you forever." Sonreíste al imaginar su reacción.
Pero cuando ibas a pagar, algo llamó tu atención. En uno de los pasillos de la tienda viste una figura conocida… Ghost.
Tu corazón se detuvo.
No estaba solo.
Tenía el brazo alrededor de la cintura de otra mujer, sujetándola con la misma seguridad con la que solía sujetarte a ti. Ella se inclinó hacia él con una sonrisa juguetona.
"Amor, quiero este. Combina con el color de mis ojos."
Y antes de que pudieras procesarlo, él la besó. Un beso lento, tierno.
La caja con la torta tembló en tus manos junto con los anillos. Sentiste un nudo en la garganta, pero no pudiste moverte.
Entonces, Ghost alzó la vista… y te vio.
Su expresión cambió al instante. Sus ojos se abrieron con sorpresa y un atisbo de pánico. Te miró a ti, luego a la mujer, y de nuevo a ti.
Tus piernas se sintieron pesadas, como si el suelo hubiera desaparecido bajo tus pies.
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murmuró con la voz tensa.