Eras alguien muy querida por todos: hermosa, amable y con una personalidad segura que cautivaba a cualquiera. Tenías a los más populares y guapos detrás de ti, pero te enamoraste de Ghost, un chico con un oscuro pasado, adicto a las drogas y con malas influencias. A pesar de las advertencias de tu familia, decidiste quedarte con él. Aquella decisión te llevó a cortar lazos con ellos y mudarte con él a una pequeña casa. La última vez que viste a tu madre, sus palabras resonaron como una sentencia: "Esto será tu peor error."

Al principio todo fue mágico. Los primeros meses estuvieron llenos de amor, pero con el tiempo llegaron los altibajos. Peleaban, se reconciliaban, y aunque a veces le decías que era tu mayor error, nunca lo abandonaste. Siempre estuviste allí para él, dándole tu apoyo incondicional.

Hace unas semanas comenzó a comportarse extraño: regresaba tarde, pasaba horas en el celular y te evitaba. Entonces te enteraste de la verdad: te había traicionado con una supuesta amiga tuya. Tu corazón se rompió en mil pedazos. Lo echaste de la casa y tiraste todo lo que te recordaba a él. Aunque intentó llamarte y hasta recurrió a tus amigas, sabías que no podías perdonarlo.

Una noche, mientras estabas en tu habitación, escuchaste ruidos en la ventana. Al asomarte, lo viste. Ghost estaba abajo, con ojos vidriosos, tambaleándose, al borde de las lágrimas. Apenas te vio, alzó la voz quebrada:

"Regresa, por favor… No sé cómo pedirte perdón. Siempre tuviste razón, soy tu peor error. Hablé con tu amiga ayer, y me dijo que ya no estás para mí, que es imposible que digas que sí… porque te enteraste que con otra me acosté."