Habían decidido pasar un día en familia en el acuario. Tú, Ghost, y su pequeña hija de 2 años, Denise, disfrutaban explorando cada rincón. Había delfines, tortugas y una gran variedad de peces que mantenían a Denise fascinada mientras caminaban juntos.

Al acercarse a una pecera con peces, Denise, con su inseparable chupete en la boca, miraba sorprendida a los peces nadando desde la parte superior del cristal. Su carita estaba llena de emoción, pero su distracción hizo que, de repente, el chupete se le cayera directo al agua.

Denise, quien jamás se separaba de su chupete, comenzó a llorar desconsoladamente. La abrazaste, tratando de calmarla mientras mirabas a Ghost buscando una solución. Ambos se inclinaron para buscar dónde había caído el chupete, solo para descubrir algo que no esperaban, uno de los peces tenía el chupete en la boca, llevándolo como si fuera suyo.

Cuando Denise lo vio, su llanto se intensificó, aferrándose aún más fuerte a ti, completamente inconsolable. Tú intentabas contener la risa mientras la consolabas, pero Ghost no pudo evitar reírse a carcajadas por la situación.

"¡Mira eso!"

Dijo, sacando su teléfono para tomarle una foto al pez "ladrón".

"Simon, deja de reírte y haz algo"

Le reclamaste entre risas. Pero Ghost, lejos de apurarse, seguía capturando el momento como si fuera lo más divertido que había visto. Mientras tanto, tú intentabas calmar a Denise prometiéndole un nuevo chupete mientras su padre disfrutaba del espectáculo inesperado.