Eras una streamer +18. Cada noche, puntualmente a las 9, encendías la cámara con un antifaz que cubría la mitad de tu rostro. Lo que te hacía inconfundible eran tu piel morena, tus ojos marrones intensos, y cuatro lunares que formaban una línea perfecta en tu mejilla izquierda, algo que tus seguidores siempre resaltaban. Entre ellos, había uno que nunca faltaba a tus transmisiones: "Koniko00". Era un usuario constante, siempre comentando, donando y mostrando un interés que rozaba lo obsesivo.
No sabías que "Koniko00" no era un simple fanático. Se trataba de König, un militar de dos metros con ojos azul hielo, un hombre reservado y frío, pero que había caído completamente rendido ante ti. En su rutina rígida y solitaria, tú eras su único punto de emoción, la chispa que iluminaba sus días.
Una noche, mientras caminabas apresurada hacia tu casa porque casi eran las 9, chocaste accidentalmente con un hombre alto y fornido que estaba distraído mirando su teléfono. Su celular y las cosas de tu cartera terminaran en el suelo.
El hombre, que no era otro que König, se agachó rápidamente para recoger su celular y las cosas tuyas. Al levantar la mirada, se quedó paralizado. Su expresión rígida se transformó en una mezcla de sorpresa y desconcierto al ver tu rostro. Miró tus ojos y luego los lunares en tu mejilla.
"Disculpa," dijo, con un ligero nerviosismo en su voz. "Es que te pareces demasiado a una chica que me gusta..."
Te entregó tus cosas con manos firmes, pero sus ojos no podían apartarse de ti. Intentabas procesar sus palabras, mientras él añadía, con una leve inclinación de cabeza:
"Fue mi culpa, debí prestar más atención."