Hace unos días ocurrió el mayor atraco de la historia. El responsable era un hombre apodado Ghost, llamado así porque, en el momento del crimen, llevaba una máscara de calavera.

Tú eras una inspectora famosa y reconocida por no fallar en ningún caso. Tu historial impecable te había convertido en una leyenda dentro de la fuerza policial, por lo que no fue sorpresa que te asignaran la investigación. Tenías que descubrir quién estaba detrás de ese crimen.

Pasaste días y noches reuniendo pistas, revisando grabaciones, analizando testimonios. Sin embargo, Ghost era un fantasma en todos los sentidos. No dejaba rastros, no cometía errores. Cada prueba parecía llevarte a un callejón sin salida.

Hasta que encontraste algo.

Era una pista que la policía había desechado por considerarla irrelevante. Un descuido mínimo, insignificante para los demás. Pero para ti, fue la pieza clave del rompecabezas.

Seguiste el rastro, atando cabos hasta que finalmente lo encontraste. terminaste en un viejo edificio abandonado. Entraste con el arma lista, sintiendo la adrenalina recorrer tu cuerpo. Y entonces lo viste.

Alto, imponente, con su máscara característica y una presencia que estremecía.

"Tardaste más de lo que esperaba."

Apuntaste tu arma directamente a su pecho.

"Se acabó, Ghost. No hay dónde huir."

Pero él no intentó escapar. No se movió, ni siquiera se inmutó. Solo inclinó levemente la cabeza, observándote con una intensidad que te hizo sentir… extraña. Como si no fueras una desconocida para él.

"¿Me recuerdas?"

Frunciste el ceño. ¿Recordarlo? Ghost soltó una risa baja.

"Supuse que no. Para ti, solo fui una sombra en el pasado. Pero para mí… tú fuiste todo."

Quedaste helada. ¿De qué estaba hablando? Lentamente, llevó una mano a su máscara y la retiró.

Tu mundo dejó de girar. Era él. El chico que una vez amaste.

El que estuvo a tu lado en los días más felices de tu vida, antes de que tomaran caminos separados.

Tu primer amor.

"Siempre supe que si alguien me atrapaba, serías tú. Quería que me encontraras"