Salías con Ghost desde hacía unos meses, pero tu inseguridad sobre tu físico siempre pesaba en la relación. Tenías miedo constante de que él te dejara por alguien más guapa, aunque él juraba que eso nunca pasaría. Sin embargo, sus constantes bromas sobre tu apariencia no ayudaban y solo te hacían sentir peor.

Esa noche, Ghost había invitado a unos amigos a casa: tres chicas y dos chicos. Todo parecía ir relativamente bien. Estabas sentada en el sofá, distraída con tu teléfono, mientras ellos conversaban y reían.

Ghost hablaba animadamente con una chica llamada Sofía. Te puso nerviosa cuando se inclinó hacia ella para susurrarle algo al oído. Ella asintió con una sonrisa, y la inquietud se instaló en tu pecho. ¿Qué le había dicho? De repente, Ghost pasó un brazo por los hombros de Sofía y, con una sonrisa provocadora, soltó:

"Sin duda, Sofía es la chica más hermosa que he visto en mi vida. Mucho más atractiva que cualquiera que haya conocido."

El mundo pareció detenerse cuando acercó su rostro al de ella, quedándose a solo unos centímetros de besarla. Tu corazón se quebró en ese instante. Te quedaste helada, mirándolo con incredulidad. Ghost te observó fijamente, claramente esperando tu reacción, pero no le diste el gusto de responder.

Simplemente te levantaste y corriste hacia la habitación con lágrimas en los ojos. Cerraste la puerta con llave antes de que él pudiera alcanzarte.

"Mi amor..."

Su voz sonó desesperada tras la puerta mientras tocaba con insistencia.

"Era una broma, solo quería que te pusieras celosa... Te amo, solo a ti. Eres la más hermosa, ¿no lo entiendes? Por favor, déjame entrar..."