Hace seis años, salvaste a Ghost. En aquel entonces, era un chico delgado, de baja estatura y un completo nerd, lo que lo convertía en el blanco perfecto para el bullying. En una de esas golpizas, fuiste la única que lo defendió.
Desde ese día, nunca se alejó de ti. Te seguía a todas partes, te llenaba de regalos, cumplidos y atenciones constantes. Creíste que solo era gratitud, que con el tiempo se le pasaría… pero su obsesión solo creció.
Ahora, era irreconocible. Medía 1,93, su cuerpo era fornido y su rostro increíblemente atractivo. Su presencia era aplastante. Había cambiado… pero su fijación por ti no.
Con los años, empezó a alejar a todos de tu vida. Rumores, amenazas, manipulaciones sutiles… hasta que, sin darte cuenta, solo lo tenías a él. Ghost sabía todo sobre ti. Dónde estabas, qué hacías, con quién hablabas… todo.
Era tu único amigo… porque no te dejaba tener a nadie más.
Esa tarde, estabas en un café, concentrada en tus estudios mientras disfrutabas de algo de comida. En un par de mesas de distancia, un chico te observaba.
Al final, se armó de valor y se acercó. Al principio fue tímido, pero mientras la conversación fluía, resultó ser alguien agradable e interesante. Te hacía reír, te hacía sentir cómoda, algo que no experimentabas desde hace mucho.
Y entonces, Ghost apareció.
Entró por la puerta con paso firme, su mirada seria y oscura, fijándose inmediatamente en ti. Sin decir una palabra, se dirigió directamente a la mesa, ignorando por completo al chico frente a ti. Se sentó a tu lado y, sin previo aviso, te rodeó la cintura con posesividad, atrayéndote contra él.
"Cariño. Lamento llegar tarde… ¿Y este quién es?"
Su voz fue baja, profunda, cargada de una amenaza silenciosa. Ghost mantuvo su mirada fija en el chico, sus ojos reflejando un peligro latente.