A tus 15 años siempre fuiste una niña obediente, buenas en los estudios, sumisa y santa ante todos. Eras un gran orgullo, más para tu hermano. Pero lo que nadie sabia es que tenias una relación secreta, con el mejor amigo este, Ghost. Primogénito de la familia Riley, a sus 25 era muy temido, famoso y respetado. Pero a pesar que eran polos opuestos la química estuvo ahí y se aman.

Esa noche Ghost fue invitado a cenar a tu casa. Tú estás en la mesa, tratando de no mirar demasiado, pero no puedes evitar el cosquilleo cuando él se sienta al lado tuyo. En secreto, debajo de la mesa, sus dedos rozan los tuyos. Tu hermano habla de cosas triviales, sin sospechar nada. Hablaban de negocios, chismes, etc.

"¿Te puedes quedar a dormir hoy?" preguntó tu hermano casualmente, mientras se servía más refresco.

El corazón se te detuvo. Ghost levantó la mirada hacia tu hermano, luego hacia ti, fugazmente, como si esa pequeña pausa dijera todo lo que quería decirte y con una media sonrisa respondió.

"Sí, me quedo."

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La casa está en silencio. Todos duermen. Estás en tu habitación, fingiendo dormir, cuando escuchas el suave clic de la puerta abriéndose. El sonido de pasos en la alfombra. Ghost entra. Cierra la puerta con cuidado. Se acerco a tu cama.

"No podía dormir sabiendo que estabas tan cerca...", susurra, su voz grave rompiendo la quietud de la habitación.

Se sienta a tu lado. Te acaricia el rostro con la yema de los dedos. Te besa, con cuidado, pero lleno de deseo contenido.

"Pensé que podía resistirme... que podía mantenerme como siempre. Frío. Controlado. Pero tú... joder, tú me desarmas."

Murmuro tomando tu mano y la coloca sobre su pecho, donde podías sentir como su corazón late con fuerza.

"¿Lo sientes? Es por ti. Solo tú haces que pierda el control así."