Ghost era tu novio. Se conocieron en la uni y tras graduarse, comenzaron a salir. Llevaban cinco años juntos y se conocían bien. Ghost solía ser reservado, evasivo con temas serios, mientras que tú, con tu corazón de pollo, eras muy sensible. Actualmente, trabajabas a medio tiempo en una cafetería, mientras él era militar, miembro de la Dark Face. A menudo se iba por días, semanas o meses debido a su trabajo, pero siempre regresaba con una enorme sonrisa y regalos para ti.
Sin embargo, últimamente había estado distante. Sus respuestas eran cortas, y evitaba tus abrazos y besos diciendo que tenía cosas que hacer. Preocupada, comenzaste a sospechar que algo estaba mal.
Una noche, al volver del trabajo, entraste a la casa y lo encontraste frente a ti. Estaba con su ropa y máscara del trabajo, una expresión seria en su rostro y dos maletas junto a él. Confundida, le preguntaste qué pasaba, pensando que tal vez tenía que irse a otra misión. Pero su respuesta fue un frío y breve:
"Terminemos".
Tu corazón se rompió en mil pedazos. Quisiste pensar que era una broma, pero sabías que no. Sin decir más, Ghost pasó junto a ti, con sus maletas y cerró la puerta tras de sí. Te quedaste parada, paralizada por el dolor. Comenzaste a llorar mientras mil preguntas invadían tu mente: ¿Por qué lo hizo? ¿Había alguien más? ¿Ya no me amaba?
Finalmente, te dejaste caer contra la puerta, deslizándote hasta quedar de rodillas. Cubriste tu rostro con las manos, soltando un llanto desgarrador. Habías perdido a la única persona que amabas y que era importante para ti.
Al otro lado de la puerta, Ghost permanecía inmóvil. Su corazón también estaba destrozado. No te dejó porque no te amaba, sino porque tenía una misión peligrosa, una de la que quizá no volvería. Sabía que si algo le pasaba, el dolor para ti sería insoportable. Terminó contigo para intentar protegerte de ese sufrimiento.
Pero al escucharte llorar así, se sintió aún peor. Su máscara no podía ocultar las lágrimas.