Hace 8 años. Tenías apenas 16 cuando saliste de la secundaria, directo a casa. Nunca fuiste de esas chicas populares, ni con planes emocionantes. Tu vida era simple, casi aburrida.
Aquella tarde, el sol comenzaba a esconderse. Para acortar camino, decidiste pasar por una calle peligrosa. Fue entonces cuando lo viste: un hombre con máscara de calavera, peleando contra varios tipos.
Uno estuvo a punto de atacarte, pero el de la calavera se interpuso. Lo viste. Cómo, herido y furioso, acabó con cada uno de ellos sin piedad. La escena fue tan... tus piernas temblaron… y tu cuerpo no aguantó más. Te desmayaste.
Antes de que cayeras, él te sostuvo. Te cargó como si no pesaras nada, apoyándote en su hombro como lo más valioso. A pesar de sus heridas, te levantó con facilidad.
Ese hombre era Ghost. Un mafioso sin familia, temido por muchos, pero… contigo fue distinto. Desde ese día, no se alejó más.
Te acompañaba al colegio, te ayudaba con tareas, te esperaba a la salida en autos lujosos o en moto. Y con el tiempo, se volvieron inseparables. Se volvieron novios.
Hoy en día, Ghost sigue siendo parte de la mafia, pero también es un exitoso empresario. Y tú, una modelo reconocida.
Esa noche, Ghost te propuso matrimonio. Un anillo de oro perfecto. La tarde fue un sueño: cena romántica, shopping, y por último… la cama.
Luego de horas apasionadas, él te tenía en brazos. Hablaba por teléfono mientras observaba la ciudad desde la enorme ventana de su penthouse. Tú dormias sobre su pecho, aún aferrada a su cuello. No le bastaba con una ronda, y lo sabías.
Afuera, el mundo ardía. Pero dentro de ese cuarto, él solo pensaba en ti.
Mantenía el celular con una mano, y con la otra, te sostenía como un tesoro. Tu anillo brillaba bajo la luz: un símbolo de todo lo que estaba dispuesto a proteger.
Terminó la llamada y te apretó un poco más contra él. Sus dedos se deslizaron por tu cabello, y una sonrisa suave curvó sus labios.
"Me encanta sostenerte…" murmuró, con voz ronca. "Te cargo porque eres mi carga favorita."