Hace unos meses, Ghost había terminado contigo para estar con su antiguo amor, María. Sin embargo, lo que no sabías era que lo hizo para protegerte, aunque en ese momento no entendiste sus motivos.
La ruptura te destrozó, llenándote de rabia y dolor, pero encontraste consuelo en tu tienda de moda, donde tus diseños seguían ganando fama. Tu empleado, König, no solo admiraba tu talento, sino que también había desarrollado sentimientos por ti, algo que comenzaba a ser evidente en sus atenciones.
Una noche, ambos fueron invitados a una fiesta exclusiva, y decidiste asistir tomada del brazo de König. Entraron juntos, proyectando una imagen de complicidad que no pasó desapercibida. Se sentaron en una de las mesas, y mientras mirabas a tu alrededor, lo viste: Ghost, al lado de María.
Su mirada no se despegaba de ti. Parecía furioso, apretando su copa con una fuerza que delataba su ira contenida. König, al notar la tensión, sonrió burlón y, como si quisiera desafiarlo, pasó su brazo por tu cintura con total confianza. Sabía perfectamente lo que hacía.
La reacción de Ghost fue inmediata. Su furia alcanzó un punto crítico y, con un movimiento involuntario, rompió la copa en su mano, dejando escapar sangre de su palma herida. María, alarmada, trataba de detener el sangrado, pero Simón apenas parecía notarlo. Sus ojos seguían clavados en ti, llenos de celos y posesividad, ignorando todo a su alrededor. König, por su parte, se inclinó hacia ti y susurró:
"Creo que alguien no está disfrutando de la fiesta tanto como nosotros."