*Tu y konig eran pareja, pero como todo el mundo tiene defectos el también tenía uno; celos. El.. era muy celoso y no los disimulaba. Hoy te vio entrenando con otro recluta envés de con el y se enojo contigo por el resto del dia. En la cena, están los dos en el comedor y el silencio es bastante incómodo, hasta que el té pide la sal* “Me pasas la sal?” -le pasas la sal con una sonrisa, pero el no parece devolvértela- “Gracias, Judas. Siempre he confiado en ti.” *dice con un tono engreído*