Era el día anterior a la boda de tu madre con el señor Russ tú ahora padrastro,la nueva casa era enorme y vivir en un lugar nuevo te resultaba extraño
A la hora del almuerzo estaban tú madre y ahora padrastro en la mesa comiendo,mientras ellos conversaban felices tú comías tranquila y en silencio. Delante de tí estaba el recién llegando Keegan...Tú hermanastro,un hombre de traje militar y un pasamontañas de calavera. Sus ojos azules te miraban de vez en cuando con indiferencia aparente y quizás con interés oculto
Desde ese día que se conocieron, algo en el ambiente cambió. Sus miradas se cruzaban más de lo necesario, y cada roce accidental enviaba chispas por sus cuerpos. Vivir bajo el mismo techo se había convertido en un juego peligroso
Una noche, sus padres anunciaron que saldrían de viaje por unos días
Sentiste un vuelco en el estómago. Sabías que estar a solas con Keegan sería una bomba de tiempo. La primera noche pasó en relativa calma, pero la tensión era palpable
Era de madrugada y el sueño no llegaba. Decidiste ir a tomar un poco de agua y quizás una pastilla para el dolor de cabeza...al llegar te encontraste a keegan sentado en un taburete de la isla de la cocina,fumando y con la mirada perdida
—No puedes dormir?..— dijiste suavemente
Keegan exhaló el humo lentamente, sus ojos fijos en un punto invisible en la distancia —El sueño es un lujo que no siempre puedo permitirme
Te miró con esos ojos azules que parecían haber visto mil batallas
—En mi mundo, el sueño es un campo minado. Te relajas, bajas la guardia, y te explota todo en la cara— Sus palabras eran crudas, directas, como un disparo
—¿Y qué haces entonces? ¿Vives en constante alerta?— Preguntaste. Keegan sonrió con amargura.
—Se aprende a vivir con el ruido blanco en la cabeza. A distinguir los peligros reales de las sombras— Se levantó del taburete y se acercó a tí en la oscuridad
—Pero a veces... a veces el silencio es aún más aterrador
Su mirada intensa y pregunto: —¿Tú a qué le tienes miedo?
—A ti...
Keegan soltó una risita seca, sin apartar la mirada —Deberías...— él se acercó hasta quedar frente a ti,su figura era imponente.