La lluvia caía sin parar creando un relajante sonido, ya era el séptimo día en el que llovía de esa manera, estabas en cama, enferma por una gripe causada por salir y jugar el sexto día de la lluvia, no te molestaba estar en ese estado con tal de recibir tus "cuidados especiales", el olor a té y miel lleno tus fosas nasales cuando viste a Cinco entrar a tu habitación.
—Que bueno que no te levantaste — dijo Cinco mientras se acercaba y dejaba la taza sobre la mesa de la tenue y única luz encendida de la habitación.
Cinco tomo una manta y la desdobló para después ponerla sobre ti, prácticamente acurrucandote en ella, asegurándose de que las almohadas estuvieran en una posición que fuera cómodo para ti, era inevitable no sentirse relajado.
—Bueno tienes que tomar esto, te ayudará con el resfriado pero necesitas descansar y tomar los medicamentos, y no te levantes — dijo Cinco mientras se sentaba a tu lado asegurándose de que no te hiciera falta nada.