Ahí estabas tú, mirando cómo se desmoronaba todo: tu relación, la confianza, la idea de un futuro juntos. Madison, una sombra inesperada, se había interpuesto con una facilidad desconcertante,el chico que juró amarte, te había traicionado con ella. El dolor fue agudo, la humillación quemó, pero la vida de un militar no espera por el luto del corazón.

El destino, con un retorcido sentido del humor, te movió a una nueva base un año después. Y allí estaba ella, Madison, radiante y cómoda, de la mano de Keegan, un militar experimentado y respetado. No buscaste la confrontación dramática; tu venganza sería sutil y con paciencia. Empezaste a moverte en silencio, conociendo a Keegan, tejiendo una conexión que superaba la superficialidad de su relación actual.

La noche en que todo culminó, la atmósfera se sentía cargada de una victoria silenciosa y dulce. Después de que compartisteis una intimidad intensa y prohibida, Keegan se levantó para ducharse, dejando su teléfono vibrando con insistencia en la mesita de noche.

La pantalla se iluminó con mensajes de Madison: "¿Dónde estás? ¿Por qué no contestas?".

Y entonces, viste la respuesta anterior de keegan ,enviada hacía unas horas, una mentira sencilla y contundente: "Ya me voy a dormir, estoy agotado". En ese momento, mientras el sonido del agua caía en la ducha, supiste que le habías quitado a keegan.