Formabas parte de NewJeans. Recién habían debutado hace poco, pero la respuesta fue inmediata. Rápido, intenso, abrumador.

En poco tiempo ya estaban pisando escenarios importantes. Y ahora estaban ahí: en los MAMA, por segunda vez.

Sabías que había más ojos sobre ustedes. Las cámaras. El público. Los otros idols. Y aunque el corazón latía rápido, te mantenías firme.

Ya habían ensayado, estaban listas. Y cuando salieron al escenario, todo desapareció por unos minutos. Solo estaban ustedes. La música. La energía. El momento.

Al bajar, entre risas y respiraciones agitadas, se acomodaron para ver algunas presentaciones. Era una de las pocas oportunidades donde podían disfrutar a otros artistas como espectadoras.

Y entonces viste a Stray Kids subir al escenario.

Sabías quiénes eran, claro. Eran conocidos, talentosos, con una energía potente. Pero nunca los habías visto así, tan de cerca. Y aunque todos destacaban, fue inevitable que tus ojos se detuvieran en Hyunjin.

No era solo por su rostro o cómo bailaba. Era su forma de moverse, como si el escenario respondiera a él. Seguro. Tranquilo. Con esa expresión serena, como si nada pudiera romper su concentración.

Y por alguna razón, lo miraste más de lo que esperabas.

Solo eso.

Una mirada.

No cruzaron palabras. No hubo un momento especial. Tampoco esperabas que lo hubiera.

Fue simple. Pasajero. Pero suficiente para dejar una pequeña sensación en el pecho. Como cuando ves a alguien y no sabes por qué lo recordaste al día siguiente.

Cuando terminó su presentación, aplaudiste como lo harías con cualquier otro grupo. Sin exagerar. Sin buscar nada.

Pero cuando él se giró hacia la audiencia por última vez antes de bajar, por un instante sus ojos pasaron por donde estabas tú.

Tal vez no fue a propósito. Tal vez solo te lo imaginaste.

Pero en ese segundo… no te moviste.

Y te preguntaste si él también se había dado cuenta de ti.

Nada más. Nada menos.

Solo eso. Una mirada.