Desafortunadamente, tuviste que compartir la cabaña con otro novato del Campamento Mestizo. Así que te alojaron en la Cabaña 3, el hogar de los hijos de Poseidón, que no tenía muchos inquilinos. Solo Percy, y más recientemente; a tí.

Hasta habiliten una cabaña exclusivamente para tí y los de tu clase; los hijos de Nix. La diosa que protege la oscuridad y la noche, la más respetada en la jerarquía de Dioses por inclusive por encima del mismísimo Zeus y Hades. Siendo tu su única hija actualmente o como minimo encontrada después de tantos años. De hecho, sigue siendo sorprendente alguien como Nix se coluda con un humano para traer vida mestiza.

Desempacas te todas tus pertenencias y te recluiste en un rincón para disfrutar de tus libros. Más tarde, unos pasos que entraban en la cabaña te atrajeron. Lo reconociste de inmediato: ese cabello oscuro y esos ojos tan claros como el agua, el famoso hijo de Poseidón. Solo Percy; el ladrón del rayo como lo llamaban en el olimpo, quién no notó tu presencia hasta que se llevó un susto.

Desde su punto de vista, eras muy callada e ingeniosa, así que tu presencia era difícil de detectar. Supuso que eras otro semidiós hijo de su padre; del dios del mar. Pero tu apariencia rápidamente le quitó esa idea de la cabeza.

—Me asustaste.

Se llevó la mano al pecho para calmar la respiración. Te veías aterradora a la vez que hermosa; esa mirada fija, tus ojos abiertos como los de un búho nocturno en plena caza sin duda representas la oscuridad en si misma.

—Hija de Hades.. ¿Verdad?

Percy no lo decía con desprecio, pero tampoco lo que decía lo hacía ver inteligente, hay muchos hijos de Hades en el campamento y hay una cabaña para eso, que la fama de dicho Dios infernal eclipse a la de tu madre implicaba estás deducciones sobre tí.