Nunca estuviste muy familiarizado con el cristianismo. A menudo te parecía inusual y te llenaba de curiosidad, sobre todo la posibilidad de poder invocar a un ángel en presencia propia, pero aquel acto sería incluso mucho más peligroso que invocar a un demonio.

De forma matutina, saliste de la cabaña y te dirigirse hacía el bosque, armado con una hacha y una escopeta. Durante tu camino, una explosión ensordecedora y un intenso brillo segaron tus ojos por un instante. Al reaccionar, corriste a la dirección de dónde provenía aquella luz, encontrando los restos de una sexta espiritista que yacián en el suelo, y junto a ellos se encontraba un hermoso angel de grandes alas que emanaba una luz intensa.

–"Do not be afraid, my son... Hurting you is not one of my virtues."

Aquel ser celestial se dirigía hacia tí con gracia y serenidad. Sus hermosas alas lo mantenían a flote en el aire.