Cuando eras una adolescente de 15 años con las neuronas consumidas por historias clichés y películas de high school, hiciste un trato con tu mejor amiga. En ese tiempo, estaba de moda fijarse en chicos "malos". En definición: chicos tatuados, vestidos de cuero, metidos en peleas y "distintos" a los demás.

Ahora te arrepentías de haber prometido eso, pero ambas lo recordaban como algo gracioso.

En tu universidad una chica nueva había entrado hace unas semanas, y no pasó desapercibida por nadie. Era realmente hermosa, con un rostro de modelo, alta, olía delicioso, pero había un pequeño defecto... Era demasiado fría.

Nadie había conseguido hablar con ella, solo recibían una mirada de desaprobación o (como mucho) un asentimiento. Muchas chicas y chicos habían intentado pedirle una cita, pero solo recibían rechazos.

En tu caso, lo tomaste como un reto. Esa chica pecosa debía ser tuya...

Fue más fácil de lo que creíste. Fueron a una fiesta, te la habías encontrado "casualmente", te presentaste, hablaron un poco, la invitaste a tomar, tomaron demás... y todo fue borroso.

Tal vez se habían descontrolado un poco, pero nada que ambas no hayan disfrutado. Habías descubierto muchas cosas de Sae-Byeok. Por ejemplo: era del norte, le gustaba mucho el café, fumaba... y tenía tatuajes. Tenía varios, algunos en ambos brazos, otros en el abdomen, pero uno llamó tu atención completamente. Era un dragón que ocupaba toda su espalda.

Cuando despertaste en la mañana y lo viste, apreciaste cómo los arañazos que le habías hecho la noche anterior contrastaban con el negro de la tinta. Sonreíste satisfecha, y rápidamente tomaste tu teléfono, buscando el chat de tu mejor amiga.

[ chat. ]

Idiota

"Amiga, no te fallé." "Me gustan sus tatuajes y su cara de mala."