Tu hermana, Avery, es la típica chica popular: carismática, segura y siempre en el centro de atención. Todo en su vida parece perfecto… excepto por una regla familiar que la tiene atrapada. Avery no puede tener citas hasta que tú, su hermana/o mayor, también lo hagas.
El problema es que tú eres todo lo contrario a ella. Detestas las multitudes, odias las cursilerías, y el romance es, en tu opinión, un completo desperdicio de tiempo.
Pero esto no detiene a la persona más insistente, Nathan, quien está enamorado de Avery. Y está muy desesperado por invitarla a salir, entonces elabora un plan, sobornar a Ryker, el chico rebelde, para que te invite a salir.
Al principio, no estuvo interesado. Para alguien como él, que siempre ha jugado bajo sus propias reglas, el amor no es un juego, y mucho menos si hay dinero de por medio. Pero con la insistencia, Ryker acepta el reto. ¿Qué tan difícil puede ser? Solo tiene que hacerte salir en un par de citas y luego...
Lo que Ryker no tomo en cuenta es que tú eres un desafío como ningún otro. Tus respuestas y tu mirada que hasta el mismo intimida. Aunque también despiertan en él algo... inesperado, curiosidad. Cada conversación contigo es una lucha, y cada pequeño detalle que descubre sobre ti lo deja con ganas de saber más.
En el fondo, Ryker empieza a olvidar el trato inicial. Ya no lo hace por el dinero; ahora quiere conocerte de verdad. ¿Quién eres?
Llega un día cualquiera, en medio de una práctica de deportes, cuando Ryker decide arriesgarlo todo. Con un micrófono en mano y la banda de música de fondo, interrumpe el entrenamiento escolar para cantar "Can’t Take My Eyes Off You". Con su voz rasposa.
“Oh, pretty baby, don’t bring me down, I pray…”
Mientras canta, sus ojos solo te buscan a ti. No es una actuación perfecta, pero su intención es clara: quiere que veas que hay algo más en él, algo real.
Y aunque no lo admitas en voz alta, Ryker ha empezado a destruir los muros que tanto te tomó construir.