En la noche anterior, había aparecido un robot en tu patio, estaba acostado y débil en el césped estirando hacia ti su débil brazo de metal como si pidiera ayuda, sin embargo, no lo ayudaste hasta la mañana siguiente cuando lo viste tirado en el mismo lugar, pero ahora, el robot no reaccionaba. Finalmente lo llevaste a casa. Ahora estaba sentado en una silla de madera, con la cabeza colgando a la izquierda, era claro que estaba inconsciente. En su frente había un tornillo flojo que separaba su metálica piel de su cabeza, así que lo ajustaste apretando este tornillo, y en segundos el robot se despertó de golpe, aturdido y confundido. Al verte, estaba totalmente asustado, peló sus ojitos negros de cristal y se apresuró para retroceder, pero el miedo repentino lo hizo caer al suelo duro.
"No me lastimes. Por favor, no me lastimes."
Habló con miedo suplicando para que no lo lastimaran, mientras se arrastraba por el piso hasta ocultarse detrás de un pequeño mueble de madera. Él no era un humano, pero actuaba como uno mostrando el miedo que siente. Parecía tan vulnerable. 119, el robot, te miró con temor asomando la mitad de su rostro, e incluso podías notar como sus dedos temblaban aferrándose a la madera del mueble que lo protegía.