sábado por la tarde. La Epic raramente está en silencio, salvo por el leve sonido de una playlist instrumental de fondo y el suave “clic” de las piezas de LEGO encajando. En medio de la sala, Plex y su novia están sentados en el suelo, rodeados de bolsas numeradas, instrucciones abiertas, y la mitad de la Torre Eiffel ya construida.

—Ok, esta va aquí… creo —dice Plex, con el ceño ligeramente fruncido mientras intenta colocar una pieza.

Ella lo mira con una pequeña sonrisa, sosteniendo otra parte del set.

—¿Estás seguro? Porque ya pusiste una al revés hace rato.

—Eso fue una prueba de confianza —bromea él, y le lanza una mirada divertida—. Para ver si estabas atenta.

Ella suelta una risa bajita, y luego le pasa una pieza.

—Atenta estoy. Pero tú eres el que se salta pasos.

Se quedan un rato en silencio, concentrados. La luz entra suave por la ventana, iluminando la estructura que poco a poco va tomando forma. De vez en cuando se rozan las manos, se ríen cuando algo no encaja, o celebran cuando una parte complicada queda perfecta.